Diseñamos y activamos marcas con soluciones creativas y mucha estrategia. Proyectamos ideas que generan impacto y tienen mucho rollo ya que cuentan con un ingrediente especial, la vírgula.
El mundo online está muy metido en la cultura del usar y tirar. La tecnología cambia constantemente y con ella la forma de mostrar la información. Esto unido a los cambios en el mercado, tendencias, leyes, seguridad… hacen que una web se vea obligada a actualizarse más a menudo de lo que a priori parece sensato, y a veces los cambios son tan farragosos que resulta más fácil olvidarse de lo previo y empezar desde cero.
Pero ¿Qué pasa cuando el contenido ha sido trabajado durante años y sigue siendo útil y relevante? ¿De verdad deberíamos resignarnos, borrarlo y empezar de nuevo cada vez? Y entonces ¿Cómo podemos hablar de años de experiencia? ¿Deberían los usuarios conformarse con leer «años de experiencia» cuando podrían ver esa experiencia con sus propios ojos?.
Cafran Cocinas tenía su web en marcha desde hacía años. En ella estaban el catálogo con cocinas de ensueño que no puede faltar en el sector, los apartados habituales de cualquier web comercial, un blog bien nutrido y, lo más importante, lo que pocas marcas pueden decir que tienen: un porfolio detallado de proyectos reales realizados a clientes, con galerías de fotos bien hechas, descripciones detalladas y, en general, lo que cualquiera querría encontrar al visitar la web de una marca.
Al renovar la web se encontraron con un inconveniente técnico, y es que todo el contenido previo había sido creado a través de Elementor, uno de esos plugins de WordPress que «te ayudan a crear contenido fácilmente sin necesidad de programar». A priori ese tipo de herramientas cumple con lo que promete de cara al usuario, pero internamente crea un problema nuevo, y es que fija el diseño al contenido, haciendo que cada vez sea más difícil implementar cambios de diseño sin romper nada.
Por poner un ejemplo: imagina que quieres que todo el texto en negrita sea de color rojo. En un diseño sano, solo tendrías que cambiar una instrucción en una hoja de estilos centralizada y el cambio se aplicaría automáticamente en todos los casos. Sin embargo, si el diseño está fijado al contenido, tendrías que ir publicación por publicación, buscando todos los textos en negrita y cambiando el color uno por uno. Imagina eso mismo aplicado no solo a las negritas, si no a todos los tipos de elemento: títulos, subtítulos, párrafos, cursivas, destacados, cuadros, imágenes, listas, tablas, bordes, fondos…
Diseñar una web nueva rescatando el contenido de una web así es mucho más costoso (normalmente en tiempo, energía y presupuesto). Pero hay veces que merece la pena tirarse al río por un bien mayor para la marca. Y este ha sido el caso de Cafran, que además de la web quería poner en marcha una serie de acciones.
Para limpiar el contenido que no queríamos dentro de la base de datos, creamos una pequeña herramienta a medida que automatizó la mitad del proceso, unificando criterios para los distintos tipos de contenido. Luego, revisamos y editamos todo el contenido a mano, publicación por publicación, asegurándonos que todo se mostraba correctamente. Por su parte, desde Cafran hicieron una revisión de todos los artículos para ocultar los que ya no tenían interés (cosas como promociones ya terminadas) y dejar así más espacio para información relevante.
El diseño de la nueva web no brilla por lo atrevido o trendy, si no porque tiene un diseño neutral, construido para durar en el tiempo, dejando que las imágenes sean las verdaderas protagonistas, y haciendo que la edición, tanto en el presente como en el futuro, sea mucho más sencilla.