Nos gusta ir con todo, pero todo de verdad: nuestros proyectos, conceptos con los que trabajamos, iniciativas propias, entorno local, identidad territorial… Aquí vaciamos nuestras mentes. Pasen y lean.
HablemosTengo que confesar que finalicé el año un poquito enfadada con algunas marcas por su comunicación en Navidad, pero no os preocupéis hacia el final del post se me pasa, no soy nada rencorosa.
Os cuento el motivo:
Voy a empezar preguntando ¿cuántas felicitaciones de navidad habéis recibido? (no valen los mensajes de Whatsapp, ¡eh!) imagino que la mayoría por email, ¿no?; y ¿cuántas postales? Sí, sí, hubo un tiempo en que las marcas felicitaban la navidad con una tarjeta navideña, de verdad que eso ocurría (jajaja) e incluso adornaban nuestras oficinas y nos hacía muchísima ilusión recibirlas, era un verdadero halago.
Pues bien, yo este año he recibido muchas, incluso una postal (luego retomo esto), pero para nada me siento halagada ni querida, más bien me siento bombardeada y ninguneada. ¿Y eso por qué, Marisa? Pues porque estas marcas que os menciono (que por supuesto son solo una parte) no han sido capaces de entender ni el dónde, ni el cómo y ni mucho menos el mensaje del momento. Junto al copy de “Hola, feliz navidad” aparecían ofertas generalistas, nuevos catálogos de productos, cambios de ubicación, y mucho alardeo de lo competitivos y maravillosos que se ven; en fin, un grandísimo ERROR de contenido y forma.
El mundo de la publicidad ha cambiado en los últimos años a la velocidad del rayo, y no es de adivinas saber que lo seguirá haciendo hasta el final de los días (tienes el metaverso acechándote y lo sabes). Sin embargo, hay una cosa que sigue intacta por mucho que cambien medios, canales o herramientas tecnológicas, y es la emoción humana.
Muchos clientes están obsesionados con su logo bigger, quieren repetir hasta la saciedad el nombre de su marca una y otra vez; o bien prefieren hacer campañas banales con tal de no poner en riesgo su aparente estabilidad empresarial y con todo ello se olvidan del lado humano y emotivo. Y aquí, ¿dónde está la magia de la Navidad?
Y ahí llegamos nosotros – cual Pepito Grillo – evangelizando, para llevarlos por el camino del atrevimiento o de la verdad (¿te acuerdas del juego? :D); recordándoles que deben salir del estancamiento creativo si de verdad quieren diferenciarse y animándolos a que trasladen a sus clientes su valor diferencial, su verdad, aunque esté un poco edulcorada con estrellitas de Navidad.
Aquí algunos consejos para tu marca que no caducan en estas fechas, y que mantienen la magia durante todo el año:
Y así muchos más, pero esos se los pedís a los Reyes Magos. Ah, espera, que ya han venido, han descargado y se han ido. Bueno pues entonces escríbenos a Factor ñ y vemos cómo ayudarte a cumplir esos deseos juntos.
Volviendo a la postal navideña, sí a esa única postal impresa que me han regalado. ¿Sabes qué tiene de especial? Pues que es la única recibida, la única que me han dado en mano y la única que mantengo en la estantería de mi salón. Como ves no se trata de un alarde de pirotecnia, ni de grandes inversiones, pero sí de un mensaje orientado a quién lo recibe, en el momento y lugar adecuado, y con efectividad.
A esas marcas citadas al principio: ¡feliz año, feliz comunicación!