Nos gusta implicarnos en iniciativas propias relacionadas con el diseño, la comunicación, el digital, la música, la igualdad de género, la cultura, el arte, la identidad territorial… Porque tenemos mucho que decir, también sobre nosotros mismos.
HablemosLlevamos varios años que a todos, -sobre todo a los de fuera, no nos vamos a engañar-, se nos llena la boca hablando de Málaga y la cultura como ‘ciudad de museos’. A ver, que sí, que la oferta cultural de la ciudad ha mejorado muchísimo, qué duda cabe. Pero…
¿Sabéis? Voy a dejar ese ‘pero’ ahí flotando. Que no quiero que este sea un post reivindicativo, sino esperanzador. Para lo otro ya tengo Twitter.
En fin, que me desvío. Estábamos hablando de arte, ¿no? Claro, lo que pasa es que el arte al que se refieren aquellos que ven a Málaga como una ciudad ‘cultural’, no es del que me apetece escribir. ¡Y por suerte no tengo que hacerlo! Que yo he venido aquí a hablar del que, pese a su nombre, sea uno de los festivales menos veraniegos de los que se cuecen últimamente en la Costa del Sol: el Estival.
¿Y qué es Estival? Me preguntas. O no, pero da igual, yo te lo voy a contestar igualmente, y a mi manera: Estival es una bofetada al concepto de cultura visto de forma, digamos, estándar. Que a ver, ¿vaya contradicción, no? “Cultura estándar”. Es un poco como lo de ponerle puertas al campo. Pero en fiinnn. Tú me entiendes, o al menos eso espero.
Total, que sí, que es un festival/muestra de arte contemporáneo, y lo organiza La Casa Amarilla, centro de cultura contemporánea en Málaga que aunque, en teoría, forme parte de la ruta museística malagueña, no deja de ser, en realidad, la oveja negra de las galerías de la ciudad. ¡Por suerte! Que alguien tiene que sacar los pies del plato, digo yo. Porque hablamos de arte, ¿no era? Y el arte, aunque se empeñe en una de sus acepciones de la RAE en considerarse como un “conjunto de reglas y normas”, es rebeldía. Anda que no.
Y en eso estamos de acuerdo muchos. No en vano, esta edición de Estival, la quinta ya, -aunque mucha menos gente de la que debería lo sabe-. gira alrededor de un concepto que me chifla: lo díscolo. No sólo en el sentido de creación sin normas, que también, sino en el de erigirse, con mucho orgullo además, en el outsider de la cultura contemporánea de Málaga. Ahí sí que somos afortunados en Málaga. Porque qué gusto tener un centro cultural que atienda a la llamada de la desobediencia de vez en cuando, ¿verdad?
Categoría ~ Vírgulas
Tags ~ Comunicación ~ Cultura ~ Málaga