Hay que contrastar cómo tú te ves y cómo te ven los demás. Y hay que acercar una visión a la otra lo más posible. ¿Cómo? Con una imagen que sea no solo potente, sino que te identifique como marca. Diseño, fotografía y vídeo son tus herramientas para conseguirlo.
HablemosDentro de un espacio conviven muchas cosas: el mobiliario, la iluminación, la decoración… y las señales. Que si ahí tienes el mostrador, que si el baño está detrás de esta puerta, que si hay un extintor en esa pared… A poco que cumplas las normas puedes acabar con una maraña de señales (cada una de su padre y su madre) y un montón de contaminación visual.
El diseño de señalética sirve para, además de indicar claramente dónde está todo, hacerlo con un estilo uniforme y acorde a la marca.
Pero estas piezas son tan planas y homogéneas que a veces despiertan las ganas de ser un poquito canalla ¿Verdad? Como esas fotos que piden a gritos un sticker. Normalmente hay que acallar las voces y ceñirse a lo práctico, pero en el caso de Uptodown, después de todo el trabajo realizado en su nueva sede, ellos también estuchaban las voces. «Es un espacio para la gente que trabaja en Uptdown. Ya sabemos dónde está todo, así que no hace falta ser literal«. ¡Ah! Música para nuestros oídos.
Abrimos el mapa de la sede y lo primero que pensamos fue ¿por qué llamarla «Sala de formación» cuando podríamos llamarla «Escuela de magia»? Así que empezamos a nombrar espacios como si fuesen zonas de un videojuego de rol: Sala de Cristal, Forja del Trueno, Jardín del Silencio, Isla Flotante…
En lo visual, buscamos los puntos de unión entre la identidad corporativa y el interiorismo. Usamos la paleta de color complementaria y continuamos con las líneas redondeadas y amables que ya estaban presentes tanto en la marca como en el mobiliario. Creamos una serie de iconos para identificar las salas y los colocamos en un soporte que, por su forma, hace referencia a la propia marca.
Para terminar de atar el discurso de fantasía videojueguil, creamos un mapa retroiluminado, no de proporciones reales, si no con el aspecto que tendría en un juego de 8 bits, y lo acompañamos con una leyenda que, de nuevo, se aleja de lo funcional para aportar un toque de humor.
Pero en una sede no todo es señalética. También quisimos intervenir en varias paredes clave de una forma más decorativa y brillante (literalmente), así que aprovechamos la versatilidad del neón y creamos una serie de diseños que van desde versiones de la marca hasta una espada mágica haciendo funciones de espeto.
Además del neón, también usamos la retroiluminación para integrar la marca, de manera natural, en espacios muy visibles.
Por último, creamos una línea gráfica para adornar paredes con grupos de cuadros. El hilo conductor es una especie de falso sistema operativo, con ventanas, iconos, memes… llenos de referencias a las bromas internas que el equipo de Uptodown ha ido acumulando a lo largo de los años. Mezclamos estas imágenes con pósters de juegos de moda para que cada conjunto de cuadros se sintiese como un todo: el día a día de la compañía junto al presente del sector, todo dentro de una armonía cromática.
En resumen: La señalética puede (y debe) respirar el mismo aire que la marca, el interiorismo y, sobre todo, las personas que pasan su tiempo en ese espacio.
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