Nos gusta ir con todo, pero todo de verdad: nuestros proyectos, conceptos con los que trabajamos, iniciativas propias, entorno local, identidad territorial… Aquí vaciamos nuestras mentes. Pasen y lean.
HablemosEn una actualidad convulsa, que cambia cada vez más rápidamente, la visita virtual se define en el horizonte como el máximo exponente de la confianza para los usuarios. Porque si ya os contábamos la importancia de digitalizar los negocios en la actualidad, ya es cosa de rutina que busquemos el aspecto de cualquier ubicación antes de ir.
Necesitamos – usuarios y personas – adaptar nuestra forma de interactuar con los espacios al entorno virtual en el que tanto tiempo pasamos. Los confinamientos, la incertidumbre en cuanto a horarios y restricciones de aforo o la reducción de la movilidad nos llevan a requerir el máximo de información posible online, y eso incluye conocer un espacio antes de ir a visitarlo.
Tener una visita virtual es ofrecer una experiencia digital de conocimiento de un espacio al usuario antes de visitarlo, o incluso sin que tenga que hacerlo. Es poder a disposición de cualquier persona los detalles de cualquier localización, pero también es mucho más que eso.
Y es que tener una visita virtual en tu página web se traduce, inmediatamente, en un mayor tiempo visitando la web, lo que implica que se reduce tu tasa de rebote, se mejora la experiencia del usuario y Google piensa que tu página tiene más valor. Es decir, tu web va a puntuar mejor.
Además, Google dice (y no suele mentir) que la mayoría de los negocios tienen un aumento del 40% en el número de personas los visitan y realizan compras en el lugar físicamente.
La visita virtual (o tour virtual, para los amigos) ofrece al usuario una perspectiva bastante fiel y profesional de lo que puede encontrar en el emplazamiento de tu negocio. Eso significa que mejoramos la imagen de marca y su memorabilidad, porque esa persona ha tenido una experiencia positiva conociendo tu espacio sin necesidad de moverse de donde estaba.
Quizás este era el empuje que necesitaba para dejar su contacto, o para hacer esa compra del carrito que había dejado a medias.
A través de una visita virtual eres capaz de crear y acercar a los usuarios valores más actuales y ligados a la tecnología, con los que se sientan identificados y que les aporten otras perspectivas. Así, además de permitirle al usuario vivir tu marca en el espacio físico, extendemos esa experiencia a nuevos entornos digitales y aumentamos el consumo de marca de esos usuarios.
Tú sabes, mejor que nadie, cuáles son las ventajas y los detalles que quieres destacar de tu producto o servicio. Y esas fortalezas las puedes enseñar detalladamente también en tu visita virtual. Desde promociones y ventajas comerciales que se conozcan de forma exclusiva en ese recorrido virtual, hasta detalles y descripciones pormenorizadas de un producto, descripciones del personal que pueden encontrar allí…
Visita virtual a una exposición realizada para la Diputación de Granada y Oficina Provincial de Energía de Granada, creada en un entorno 3D ficticio.
Se abren un sinfín de posibilidades que puedes implementar en tu visita virtual y que te permiten mostrar tu empresa de forma diferente, aportando información de, de otra forma, sería más difícil obtener.
No solo puedes incluir esta visita virtual en tu página web, sino que se puede incorporar a la ficha de Google My Business de tu negocio. Así, mejoras tu posicionamiento con respecto a otras empresas que no tienen estas visitas en las búsquedas por Google Maps y en los lugares recomendados por Google.
Porque sí, se puede adaptar esta “virtualización” a cada tipo de negocio de forma diferente. No es lo mismo presentar una clínica que un restaurante al usuario final. Y es mucho más amplio el recorrido en un museo o una exposición que en una tienda de ropa, por ejemplo. Por lo tanto, lo primero que hay que analizar es qué tipo de recorrido virtual demandan tus usuarios en base a tus productos o servicios.
Primero de todo, es necesario diferenciar entre una visita virtual y una foto 360º. En una fotografía 360º, se permite al usuario visualizar un espacio desde un único punto central, sin permitirle desplazarse desde ese punto donde se encuentra.
En cambio, una visita virtual permite al usuario desplazarse virtualmente por todo el emplazamiento, interactuar con determinados puntos, ver enlaces o vídeos o, incluso, realizar compras online desde la propia visita virtual. También mostrar el lugar expositivo de productos o de ventas, e incluso hacer presentaciones online. La idea es sencilla: puedes tener un escaparate virtual 100 % operativo, libre de riesgo de contagio por covid e igual de efectivo que seguro.
Por ejemplo, imagina tener disponible la visita virtual de un piso en venta en la situación actual. Permite al usuario moverse por todo el espacio, conocer todos los detalles de cada estancia y apreciar las vistas.
Otro ejemplo: un recorrido por un espacio cultural con detalles fotográficos e históricos en diferentes puntos, como en el caso de la visita virtual por la Iglesia de Santa María. Todas las ventajas de ir de turismo local, pero acercando el espacio a aquellas personas que no pueden desplazarse (al menos, en ese momento).
Una cosa podemos afirmar: la tecnología virtual avanza imparable, y estas mejoras llegan para quedarse. Este es el mejor momento para incorporar las visitas virtuales a tu negocio, y empezar a aprovechar todas las ventajas que ofrece. Desde conseguir y crear entornos a la carta hasta dar la confianza suficiente al usuario sobre la seguridad de cualquier espacio, de forma que aumenten las visitas.
Estamos a tu disposición para asesorarte en materia de visitas virtuales, cómo adaptarlas a tu negocio y hacerlas lo más creativas y eficientes posible. ¡Lánzate a los brazos de la innovación!
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